Desde que el sueño de millones de adolescentes –y no tan adolescentes- pasó de querer ser futbolista a eso de ser youtuber, blogger o intagramer, son muchas las personas que gracias a su talento y capacidad de influencia se adentran en el mundo de la creación y difusión de contenidos.
Sin embargo, el camino al éxito está irremediablemente repleto de contratos, negociaciones, derechos de imagen, estrategias comerciales, reclamaciones y, en general, toda suerte de obstáculos legales a los que ha de enfrentarse el blogger o youtuber que se adentra en la jungla de internet y las redes sociales. Por ello, tan pronto como se empiecen a generar beneficios económicos o el número de followers comience a ser considerable es conveniente contar con el asesoramiento de un abogado experto en redes sociales.
Estos son los aspectos claves que todo influencer, youtuber, blogger o instagramer debe tener en cuenta desde sus primeros pasos hasta el éxito:
1. Protección de la marca y los derechos de imagen.
Como es lógico, los derechos de imagen de un influencer son, desde el primer minuto, el valor mayor con el que cuenta y contará durante toda su carrera digital. Cualquier youtuber o blogger debe tener en cuenta que si alguien quiere utilizar su imagen, por ejemplo, su cara en una camiseta, tendrá que contar con su consentimiento a través de un contrato y, en función de su poder de negociación, incluso tendrá que pagar por ello. Lo mismo ocurre con otros elementos que se consideran también parte de su imagen, como por ejemplo la voz o el nombre.
Además, es importante saber que la protección no debe quedarse en la imagen, sino que debe extenderse a cualquier marca o signo distintivo que utilice el youtuber. Es imprescindible dotar de una protección legal a estos elementos desde el momento en el que se empieza a ascender al éxito a través del registro de marcas. A la hora de registrar una marca, el influencer debe hacer un análisis de los países en los cuales tiene seguidores, así como de aquellos en los que en un futuro es posible que los llegue a tener. Esto es esencial para determinar el ámbito territorial de protección de la marca en el momento del registro de la misma.
Pero la protección por medio de la marca no debe quedarse en los signos distintivos más evidentes del influencer (por ejemplo, su logo o el nombre de su canal de Youtube), sino que es muy conveniente extenderla a expresiones o imágenes virales. Imaginemos, por ejemplo, cual puede ser el valor económico de tener registrada como marca “criaturitas del señor” (haciendo un guiño al archiconocido elRubiusOMG).
Es posible que este método de protección parezca en un principio excesivo, pero probablemente uno agradecerá haber registrado las marcas en caso de que una empresa comience a sacar provecho económico sin consentimiento de la creatividad y el esfuerzo empleados en crear los vídeos y contenidos. Se trata de poder prohibir el uso de los signos distintivos a todo aquel que no se desea que los utilice con fines comerciales.
2. Ser consciente de los derechos sobre los vídeos, textos o contenidos.
Es importante que un blogger o youtuber sea plenamente consciente de que es autor de lo que crea (ya sean vídeos, imágenes, textos…) y que por ello es quien decide qué se hace con ello, tanto si elige compartirlo libremente como si prefiere exprimirle el máximo rendimiento económico posible.
Para que el tiro no salga por la culata, es esencial que el blogger o youtuber sepa con exactitud qué derechos sobre sus contenidos se están cediendo en las plataformas utilizadas (Youtube, Blogspot, Instagram…), y qué derechos piden que se cedan cuando se sienta a negociar con, por ejemplo, una productora o una empresa.
3. Gestionar adecuadamente la reputación online.
Respirar, contar hasta tres, alejarse del teclado y llamar a un abogado es la única actuación inteligente siempre que un youtuber o blogger detecte que una situación que afecte a su reputación se escapa de su control y supone un riesgo. Como abogados, podemos proporcionar asesoramiento sobre cómo lidiar con estas situaciones y sobre cuál es la mejor opción si se desea minimizar el prejuicio reputacional, ya sea a través de requerimientos, denuncias o métodos técnicos e informáticos. Lo cierto es que muchos de los ataques que reciben a través de la red los influencers caen dentro de la ilegalidad llegando a constituir auténticos delitos (por ejemplo, y muy frecuentemente, delitos de acoso).
Es importante también recordar que por el hecho de ser una persona pública, un influencer tendrá que soportar determinadas opiniones o expresiones que caigan dentro de la libertad de expresión.
4. Lo que no es legal en la calle tampoco lo es online.
A pesar de que Internet puede producir sensación de impunidad, es necesario tener mucho cuidado de no delinquir y conocer bien los límites de lo que puede ser un delito y lo que no. Con ello se debe evitar incitar al odio o a la discriminación por motivos de género, circunstancias personales, etc. Igualmente, deben evitarse los contenidos en los cuales se ataque, aunque sea en tono humorístico, el honor, la intimidad o la imagen de las personas. Es necesario tener en cuenta que el riesgo de recibir una denuncia por ello aumenta exponencialmente con el alto número de visitas.
Otro de los puntos importantes a tener en cuenta es que se deben respetar los derechos de propiedad intelectual e industrial de otras personas, como vídeos, imágenes, música, etc. Para evitar cometer infracciones es necesario contar con asesoramiento sobre lo que puedes y no puedes hacer. En principio, aconsejamos pedir consentimiento siempre antes de utilizar música u obras de un tercero o acudir a un banco de imágenes o de música.
5. La privacidad: esa eterna desconocida.
Puede que alguien que aún no ha alcanzado la fama no vea el inconveniente en hacer públicos sus datos personales a través de la red. Pero más vale ser previsor ante la rapidez con la que golpea el éxito en internet y cuidar los datos que permiten identificar a uno en el mundo no virtual desde un inicio.
Es necesario tener en cuenta que se deben respetar también los datos personales de otras personas: cuidado con hacerlos públicos en vídeos o posts sin contar previamente con su consentimiento por escrito para ello.
Por Carlota Corredoira, abogada de Metricson especialista en derecho digital y propiedad intelectual.